El 'Pelado' construyó una trayectoria fantástica en Independiente, Milan y Boca. En Italia obtuvo un Scudetto y con los xeneizes, el tricampeonato. Pero pasó a la historia por su 'gol imposible' a los ingleses en 1953.
Si habrá sido enorme el “Pelado” Ernesto Grillo, que la fecha de su “gol imposible” contra los ingleses quedó instaurada para siempre como El Día del Futbolista. Ese 14 de mayo de 1953, las 85.000 personas que colmaron el Monumental asistieron a una obra cumbre del talento, la improvisación y la audacia, la histórica definición del “Pelado”. Esa jugada estupenda, que hizo saltar en su butaca al mismísimo general Juan Domingo Perón, sintetizó la personalidad futbolística de Grillo: un grande con mayúsculas, que brilló en Independiente, la Selección Nacional, el Milan de Italia y Boca. Un guapo gambeteador que desparramó su categoría hasta los 38 años. Luego, siguió ligado al fútbol y a Boca, como director técnico de la Primera en diferentes temporadas y fundamentalmente como maestro y hacedor de jóvenes en épocas en que las inferiores xeneizes funcionaban en La Candela. En 1998, acuciado por problemas económicos y de salud, se recluyó en su casa de Bernal y entró en un irreversible cuadro depresivo. Falleció el 18 de junio de ese año.
Ernesto Grillo nació el 1º de octubre de 1929 en el barrio porteño de La Boca y desde muy pequeño comenzó a liberar su vocación futbolera en el potrero de Coronel Salvadores y Carlos F. Melo. Sin embargo no sería Boca su destino, sino River. En el club de Núñez realizó las divisiones inferiores en épocas en que “La Máquina” deslumbraba por sus apellidos y su fútbol. Ernesto se sentía 10, pero Carlos Peucelle lo ponía de wing derecho. “Me ahogaba contra la raya”, llegó a reconocer muchos años después. Por eso le pidió que le diera el pase, y así fue que en 1947 llegó a Independiente, todavía con edad para cuarta.
Su debut en Primera se produjo el 24 de abril de 1949, en un partido que el “Rojo” le ganó 3-2 a Platense. Su primer gol en la división superior llegaría el 26 de noviembre de ese año, en la goleada 3-0 a Chacarita. A partir de allí, comenzó a cimentar su fama de gran jugador en un equipo que en los años 50 formó una delantera espectacular, con estos nombres: Rodolfo Micheli, Carlos Cecconato, Carlos Lacasia (luego Ricardo Bonelli), Ernesto Grillo y Osvaldo Cruz. Estos cinco futbolistas protagonizaban domingo a domingo un verdadero festival de lujos, gambetas, jugadas milimétricas y goles de gran factura. A tal punto que Guillermo Stábile, seleccionador argentino, se vio obligado a convocarla íntegra. Y fue el 14 de mayo de 1953 cuando el “Coco” Grillo, como también lo apodaban en sus comienzos, protagonizó su obra cumbre. Ese día la Selección inglesa llegó a la cancha de River y rápidamente se puso en ventaja. A partir de allí, los cinco “demonios” de la delantera criolla comenzaron a tejer malabares y a hacer tambalear a la defensa europea. Pero tuvo que ser una genialidad de Grillo la llave para abrir la posibilidad del empate. Recibió de Lacasia y comenzó a gambetear rivales en el área grande –dejó a cuatro en el camino- pero abriéndose demasiado sobre la izquierda del frente de ataque. Cuando estaba apretado por la línea de fondo y la marca de un rival, realizó lo impensado: en lugar de intentar el centro para la entrada de un compañero (lo que esperaban los ingleses) y a pesar de no tener ángulo para el remate, buscó el arco con un disparo alto que se coló entre el arquero y el palo. Golazo. Historia. Leyenda. La magia del fútbol sintetizada en un grito. Después vendría una conquista de Micheli y otra del “Pelado” para sellar la victoria por 3 a 1.
Grillo siguió desparramando su enorme talento en Independiente y en la Selección hasta 1957, en que fue transferido al Milan, de Italia. Curiosamente, se iba de la Argentina sin lograr ningún título, a pesar de haber integrado un equipo, y sobre todo un ataque, del que aún hoy se habla. En Italia se juntó con su compatriota Tito Cuchiaroni, el uruguayo Juan Schiaffino y el brasileño Altafini para darle creatividad a un Milan que se consagró campeón de la temporada 1958/59 y perdió la final de la Copa Europea con el fantástico Real Madrid de Di Stéfano, Puskas y Gento, por 3-2 en tiempo suplementario. Ese día, Grillo había puesto el 2-1 parcial que parecía encaminar a los italianos a la cima de Europa.
Con su primer título de campeón y rodeado por el afecto y admiración de los italianos, el “Pelado” de La Boca no pudo con su nostalgia porteña y aceptó el ofrecimiento de don Alberto J. Armando para regresar al país y ponerse la azul y oro. El retorno se produjo en 1960, cuando ya tenía 31 años, y su ciclo en Boca fue el más exitoso de su carrera. En un plantel donde brillaban Norberto Menéndez, Paulo Valentim, Angel Clemente Rojas, Antonio Rattin, Silvio Marzolini, Alberto González y Antonio Roma, entre otras muchas estrellas, el “Pelado” Grillo aportó sus ya reconocidas capacidades, a las que sumó una entrega increíble. Había regresado de Europa con un mayor sentido del sacrificio y jugaba más en función de equipo que antes. Inclusive, se adaptó a hacerlo contra la raya de cal (que en sus comienzos lo “ahogaba”), convirtiéndose en un verdadero pulmotor para los hombres del medio campo. Con esos compañeros se clasificó campeón en 1962, 64 y 65. En 1966, le dijo adiós al fútbol como jugador y nació el maestro que traía consigo.
Quedó ligado a Boca por una razón contractual y también de afecto, y ayudó a formar futbolistas en La Candela. También se hizo cargo de la Primera División en varias temporadas de los años 80, cuando tras la partida de Diego Maradona, el club había quedado en lo futbolístico un poco a la deriva.
Desencantado por ingratitudes y con severos problemas de salud, a comienzos de 1988 se recluyó en su casa de Bernal donde en medio de penurias económicas y una fuerte depresión lo sorprendió la muerte el día 18 de junio. Se estaba jugando el Mundial de Francia y el “Pelado”, que había sido uno de los grandes de este deporte, se iba silenciosa y tristemente.
En la Seleccion
Micheli,Cruz,Cecconato,Bonelli.(Lacasia).Grillo
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